Irán: la guerra de las mujeres contra el régimen de los Ayatollah

    

La República Islámica de Irán bajo el régimen de los Ayatollah es uno de los grandes peligros para el mundo occidental.

Mahsa Amini la última asesinada por la teocracia. Fuente: t.co


    Las mujeres del islam están saliendo a la calle. Las mujeres en Afganistán y en Irán les están mostrando al mundo que hay un silencio que aturde. Las mujeres víctimas del extremismo político islámico están siendo fuertemente reprimidas, silenciadas y enviadas a la horca como si fuera la alternativa más benevolente antes que la lapidación. En Irán, una teocracia desde 1979, morir con el cuello quebrado en la horca es presentado por el régimen como una benevolencia. 

La República Islámica de Irán es la pretendida heredera del Imperio Persa. Desde 1979, la revolución instauró un régimen liderado por el Líder Supremo Jomeini y dio paso a una nueva etapa de represión, proscripción y censura hacia los infieles del islam. Una teocracia es aquel régimen donde no se separa lo espiritual de lo terrenal y en donde el sistema político se construye en torno a la visión religiosa. En Irán, casi la totalidad de habitantes, estimados en unos 85 millones de personas, profesan el chiismo que es una facción dentro del islam opuesta al sunismo.

En su constitución albergan cláusulas y artículos donde se habla de exportar la revolución. Su actual Líder Supremo, el Ayatollah Khamenei, es conocido por sus incendiarias declaraciones antioccidentales, en general, pero contra los Estados Unidos, contra el Estado de Israel y contra el Pueblo Judío, en particular. Los gobiernos están plenamente alineados a los intereses y visiones del Líder que es quien elige los candidatos a presidente. Los presidentes de Irán también replican las amenazas contra occidente y sostienen un programa nuclear que busca la utilización bélica y agresiva contra sus enemigos. 

La represión interna es una constante en el país. La Policía Moral fue lanzada a inicios del año 2016 con el objetivo de sumar hasta 7.000 efectivos que patrullarían las calles de civil, es decir sin identificación ni uniforme, para controlar exclusivamente el comportamiento de las mujeres. Los patrullajes pueden ser de día o de noche, lo cual hace muy difícil poder alertarlos y escapar de ellos. Las mujeres no pueden circular sin el velo ni sacárselo dentro de su vehículo privado y atenerse a las restricciones que la teocracia impone: horarios diferenciados para acceder a sitios como los gimnasios, distinta comida, permisos para salir de su casa y la vigilancia obligatoria de un hombre.

La Policía Moral actuando en los países islámicos. Fuente: BBC. 

Es verdad que los cuerpos de policía que vigilan el comportamiento de las mujeres están presentes en muchos países del mundo islámico: Arabia Saudita, Sudán y Malasia.


“Las mujeres están en guerra contra la República Islámica y contra el Líder Supremo, Khamenei”

    En Irán comenzaron nuevamente las protestas contra el régimen tras el asesinato de Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años que sufrió un ataque cardíaco y posterior muerte cerebral al ser detenida por la Policía Moral. Entre la obligación del burka y el niqab, las mujeres del islam soportan todos los días las restricciones de la teocracia que recrean un ambiente distópico, casi único, del que no hay escapatoria. Mahsa fue detenida y golpeada por no usar correctamente el velo siendo así “reeducada” conforme lo establece la ley. El martes, fue arrestada y llevada adentro de un vehículo. No resistió la golpiza y murió horas después en el hospital.

   Las mujeres están en guerra contra la República Islámica y contra el Líder Supremo, Khamenei. El asesinato de Mahsa trajo protestas en todo el país que fueron fuertemente reprimidas y censuradas de las redes sociales que se encuentran, a su vez, bajo un fuerte puño de hierro vigilante del régimen.

La guerra de las mujeres del islam

     Bahiyyih Nakhjavani es una de las poetas más importantes del país persa y que escribió una obra con un título memorable: “La mujer que leía demasiado” donde cuenta lo que una mujer debe soportar bajo una teocracia. Entre sus capítulos, relata una parte escalofriante donde afirma que podrán matarme, pero nunca frenarán la emancipación de la mujer.

      Sakineh Mohammadi Ashtiani, de 43 años, fue condenada por una falsa acusación por parte del régimen islámico. A pesar de una fuerte presión internacional para evitar su sentencia a la lapidación, Sakineh fue condenada a la horca. Desde el 2011 no hay testimonios confiables que permitan describir su situación y paradero.

    Las lapidaciones son una de las formas más aberrantes y humillantes para morir. Consiste en envolver a la mujer acusada y sentenciada en una sábana blanca para luego introducirse hasta el cuello o torso en un pozo cavado en el suelo para tal fin. Los hombres más cercanos, incluso de su familia, comenzarán a arrojarle piedras hasta que la sábana blanca se vuelve completamente roja. No se utilizan piedras grandes para no mostrar ensañamiento ni se utilizan piedras chicas para no mostrar piedad.

Mujer lapidada. Fuente: Diario El País

    El régimen islámico también sostiene la edad madura sexual de las mujeres a los 9 años. Para los niños está reservada a los 15. Es el propio gobierno quien presiona y fomenta los casamientos entre niños argumentando la política poblacional y que el país deberá duplicar o triplicar su cantidad de habitantes para hacer frente a las amenazas occidentales. No existe, por supuesto, la separación de poderes: desde el 2005, tras la llegada al gobierno del presidente Ahmadinejad, un ultraconservador, la presidencia de la nación le dio un fuerte apoyo a los clérigos más retrógrados que acusaban y sentenciaban a esas mujeres. Es todo un sistema el que fomenta las ejecuciones, torturas, horcas y lapidaciones.

    Otro es el caso de Nasrin Sotoudeh que fue sentenciada a 38 años de cárcel y 148 latigazos en el año 2015. Su activismo por los derechos humanos en Irán fue su sentencia. Tampoco la caricatura y la protesta pacífica están lejos de ser alcanzadas por las retrógradas sentencias de clérigos y jueces. Atena Farghadani, una caricaturista de 28 años, condenada a 12 años de prisión y con una pena mucho mayor a lo que las propias leyes establecen. El mismo caso para Atena Daemi.


"Se estima que hasta septiembre del 2022 han sido más de 10 las mujeres ejecutadas"

    Vida Movahed fue condenada a prisión en el 2019 por quitarse el velo en una protesta contra las restricciones y persecución de las mujeres. Esta foto que ilustra sería del 2017 cuando Vida se quitó también el velo y fue multada por los cuerpos de seguridad. Su condena despertó la admiración y réplica no solo en el resto de Irán sino en el resto del mundo con mujeres que imitaron su activismo y se animaron a quitarse el velo.

     Las ejecuciones, muchas de ellas son públicas, afectan también a los hombres iraníes. Solamente en el mes de julio, consta en los registros 33 personas ejecutadas siendo 3 de ellas mujeres. Otras informaciones consultadas afirman que hay exactamente 233 mujeres ejecutadas entre los años 2000 y 2022. Estas ejecuciones se dan, mayoritariamente, por condenas previas bajo los cargos de asesinatos, consumo de droga, alcohol o por relaciones sexuales extramatrimoniales. Se estima que hasta septiembre del 2022 han sido más de 10 las mujeres ejecutadas siendo una de las últimas Senobar Jalali que se convirtió en la cuarta mujer asesinada en una semana.

    También el caso de Soheila Abedi de quien no se conocen fotos ni su rostro. Fue obligada a casarse a los 15 años y ahorcada en la prisión de Sanandaj después de haber sido condenada en el año 2015.

El gobierno de Ibrahim Raisi

Ibrahim Raisi. Giro conservador en las últimas elecciones de Irán. Fuente: Atalayar.


 "Ibrahim Raisi fue miembro del Comité de la Muerte"

    El actual gobierno llegó al poder en el 2021 y fue el giro ultraconservador de Irán. Bajo gobierno como el de Raisi, la Policía Moral y los controles en las redes sociales se vuelven mucho más agresivos. Al mismo momento en que pretenden la vuelta al Acuerdo Nuclear del que se ha retirado Estados Unidos en 2018.

    Entre 1980 y 1988, años de la guerra entre Irak e Irán, se dieron cinco meses consecutivos de una verdadera masacre contra los disidentes y presos políticos que eran, mayoritariamente, miembros de la Organización Popular de Mujaidines del Irán (MEK). A partir de entonces, se liberaron miles de ejecuciones ordenadas por el Ayatollah Jomeini, el Líder Supremo antecesor del actual, sin juicio ni garantía previa.

    Muchos de los ejecutados fueron enterrados en fosas comunes al sur del país en una ciudad de nombre Khavaran. Quien en ese momento dirigía el Tribunal Revolucionario, que es quien ordenaba las ejecuciones, era Abdul Karim Mousavi Ardebili quien se basaba en que el pueblo pedía las ejecuciones sin excepción ni piedad. Pero hay un dato que el mundo no debe olvidar y es que Ibrahim Raisi fue miembro del Comité de la Muerte que es quien daba luz verde para la ejecución de los presos políticos.

    Los Derechos Humanos que son violados en la República Islámica de Irán deberían tomarse tan en serio como la amenaza nuclear que representan los Ayatollah para el resto del mundo.

 

 






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