La intervención saudí en Twitter: el caso de Túnez

La intervención saudí en Twitter: el caso de Túnez

La Era Digital trae aparejada también una nueva forma de comunicación entre los individuos y las organizaciones humanas. Esta revolución en la información es producto de los mismos avances en las tecnologías de computación y telecomunicación que permiten la creación de una nueva dimensión, la del ciberespacio, que penetrará en todos rincones de la actividad de las personas y generará nuevos desafíos para el orden global.

Una revolución informativa, es decir un acontecimiento que se produce de modo disruptivo y genera un quiebre respecto a tiempos precedentes, no implica un cambio en el sentido o significado de los conflictos sino que incorporará nuevos medios para configurar el nuevo entorno y trasladar allí los conflictos y las rivalidades que ya eran precedentes. La desinformación como tal ha sido, históricamente, parte de la guerra.

En Oriente Medio, especialmente luego de las guerras entre Irán e Irak y la posterior Guerra del Golfo, las bases informativas y la comunicación fueron despertando interés a la luz de los avances tecnológicos. Respecto a la República Islámica de Irán, su imagen y posicionamiento frente a los países occidentales, especialmente los Estados Unidos, ha ido transformándose y configurándose en torno a los condicionantes geopolíticos. Para el caso de Arabia Saudí, su proyección regional sostenida en actores externos y ajenos a la región ha sido vista como problemática y fuente de tensión para Irán que, como heredero del Imperio Persa, asume una posición de mayor presencia y liderazgo.

            Tras las revueltas internas en Túnez, surgió en Twitter el hasgtag Tunisians revolt against the Brotherhood lo que se traduce como que los tunecinos se revelan en contra de la Hermandad. No solo ha despertado una tensión virtual dada la acusación sobre Arabia Saudí de influir o manipular la percepción a través de las redes, sino también, que se ha constituido una discusión dogmática en torno a las percepciones que tienen los países del Golfo, especialmente la Dinastía Saudí, sobre la Hermandad Musulmana y la intervención sobre la crisis en Túnez[1].

            El ciberespacio, por lo tanto, le habría dado a Arabia Saudí la posibilidad de intervenir en la crisis pero también de reafirmar uno de sus principios estructurales de política interior y exterior en detrimento de los Hermanos Musulmanes, a quienes cataloga como organización terrorista. El Wahabismo es el marco ideológico a partir del cual se toman las determinaciones del estado saudí y el mecanismo o vehículo a partir del cual se materializan los intereses de la corona. De esta forma, Arabia Saudí: “estaría llamada a ser líder y referente de todas las poblaciones de tradición islámica, ejerciendo especialmente un papel hegemónico en Oriente Medio”[2].

            La influencia saudí tuvo lugar, también, a través de distintas cuentas influyentes en la opinión pública y en entorno cibernético que replicaron de forma exitosa los mensajes que, al menos ideológicamente, eran coincidentes con los intereses de Arabia Saudí. De las diez cuentas de Twitter que más se destacaron en la difusión del hashtag eran todas personas influyentes del Golfo, con sede también en los Emiratos Árabes Unidos, y que incluso llamaron al primer ministro tunecino como “el Khamenei de Túnez” poniéndolo a la par del Ayatolá iraní[3].

            Cabe destacar, por último, que la rivalidad con la República Islámica de Irán pero también con otros actores de la región, como Qatar o la intervención en Túnez para rivalizar con los Hermanos Musulmanes, se debe interpretar como la convicción de la Casa Saúd de la necesidad de ejercer la autoridad política y religiosa sobre el resto de los actores también sociales, políticos y religiosos. Por lo tanto, la penetración saudí en el ciberespacio vuelve a confirmar que la quinta dimensión es también una de los escenarios sobre el cual la Corona buscará potenciar su dominio a través de:

            “El reconocimiento de su posición hegemónica a través de la aceptación por parte de los demás actores estatales y no estatales de su preponderancia política en Oriente Medio. Por el consenso entre las poblaciones árabes y musulmanas del alcance referencial de Arabia Saudí como líder religioso y propulsor de una supuesta identidad común. En último término, la aprobación de las principales potencias extranjeras del resto del mundo de que Arabia Saudí es el representante e interlocutor dominante en la región, lo que les induce a asumir que cualquier cuestión debe contar siempre con la participación activa de los Saúd[4]


[1] Jones Owen, M., 2021. Dawn Democracy For The Arab World Now. [En línea]  Available at: https://dawnmena.org/anti-democratic-disinformation-fueled-by-the-gulf-dominates-arabic-twitter/ [Último acceso: 27 Marzo 2022].

[2] Martínez Hernández, D., 2020. "El triángulo de poder de la corona saudí". En: "El Reino de Arabia Saudí". Madrid: Publicaciones Catarata, p. 26.

[3] Al Jazeera, 2021. Al Jazeera. [En línea]  Available at: https://www.aljazeera.com/news/2021/7/28/tunisia-crisis-prompts-surge-in-foreign-social-media-manipulation [Último acceso: 23 Marzo 2022].

[4] Martínez Hernández, D., 2020. "El ascenso de Arabia Saudí como potencia regional". En: "El Reino de Arabia Saudí y la hegemonía en Oriente Medio" . Madrid: Publicaciones Catarata, pp. 83-84.

 

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