La embajada palestina en Argentina promueve el odio y el antisemitismo
Los palestinos deberían dar las gracias al triunfo de Israel en la guerra de los seis días, en 1967, cuando liberó a Judea y Samaria del Reino de Jordania y a la Franja de Gaza de Egipto, que había estado bajo administración militar desde 1948. A partir de ahí y en los Acuerdos de Oslo, los palestinos tuvieron más de Israel que de los propios árabes durante siglos.
Palestina no es un estado reconocido, pero tiene embajadas
Palestina
carece de todos los elementos para ser un estado. No tiene límites
territoriales establecidos y reconocidos; también su poder está fragmentado
entre organizaciones terroristas como Hamas y una estructura en descomposición
como la Autoridad Palestina liderada por Abu Mazen, de 87 años, cuya sucesión
generará una guerra interna muy fuerte. También hay que considerar a la Yihad
Islámica Palestina, las Brigadas de Jenin o Lion’s Den.
Los
palestinos, como consecuencia de la dispersión del poder, no tienen tampoco un
gobierno que unifique todas las características de cualquier aparato
gubernamental. Aunque posean su sede administrativa en Ramallah, el poder de la
Franja de Gaza está buscando cada vez mayor intromisión en Judea y Samaria bajo
el padrinazgo de Irán y Hezbollah, dos de los enemigos más próximos en la
frontera norte de Israel.
Han
pasado 28 años de los Acuerdos de Oslo y los palestinos han violado de forma
unilateral la mayoría de los puntos comprometidos en dichos acuerdos. Esa
infracción les ha costado casi tres décadas de recibir enorme cantidad de
recursos en materia de ayuda humanitaria internacional, pero que no ha mejorado
la vida del pueblo palestino, sino de los líderes de Hamas que viven en Qatar o
Turquía. Nadie puede afirmar que el dinero que los líderes palestinos reciben no
termine financiando los túneles de Hamas, los cohetes o los ataques perpetrados
desde Judea y Samaria.
El
flagelo de una Autoridad Palestina en descomposición podría generar un
cimbronazo al interior de Israel dejando aquellas zonas bajo control palestino
ahora bajo control directo de Hamas que en definitiva es Irán. Volviendo a
la cuestión del estado palestino: no son un país, pero tienen embajadas
alrededor del mundo.
La
embajada palestina en Argentina se ha vinculado muy fuertemente con sectores de
la izquierda, a su vez emparentados a las dictaduras de Venezuela, Cuba y
Nicaragua, a través de funcionarios diplomáticos como Husni Wahed quien en
realidad escondería su verdadero apellido que no es Wahed, sino Tirawi. Espanta
su vinculación con dirigentes que cometen el antisemitismo, como el caso del
fallecido Raúl Sandoval (cercano a Hezbollah) o Luis D’elía (acusado por el
asesinado fiscal Alberto Nisman en el pacto de entendimiento con Irán en 2013).
Husni Wahed es hoy responsable de la unidad diplomática palestina en Madrid,
España.
No
sólo utilizan las redes institucionales para promover difamaciones y
distorsionar el conflicto en Oriente Medio, como identificar a Jerusalem como
la capital de Palestina, sino también promueven comunicados con fuerte contenido
antisemita según la definición de IHRA que Argentina adoptó en la Resolución
114/2020. El 25 de agosto la embajada palestina en Buenos Aires difundió un
comunicado oficial reclamando por los dichos de Ben Gvir y en un párrafo refiriéndose
a Israel como Potencia Ocupante y negando el derecho a la soberanía. En el
mismo comunicado rechazan el derecho de Israel a existir en “ninguna parte de
Palestina”.
Un
comunicado que pudiera sólo haberse centrado en criticar los dichos de Itamar
Ben Gvir derivó en una afronta antisemita dentro de un país que ha adoptado la
definición de antisemitismo de IHRA e incumpliendo el comportamiento de una
unidad diplomática que puede dar su opinión, pero bajo ningún punto de vista promover
el antisemitismo y los prejuicios contra Israel.
Esta
embajada también ha sido señalada hace algunos años por haber fomentado una
campaña de solidaridad con el pueblo palestino y haber convocado a la
ciudadanía a acceder a la nacionalidad palestina. En un hecho sin precedentes y
de escaso sustento legal, dirigentes de la izquierda argentina y supuestos
organismos de derechos humanos han accedido a esta nacionalidad tras el llamado
del Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, una organización
que nuclea la causa palestina en el país del sur.
Los
comunicados desconociendo el derecho a la existencia de Israel y promoviendo
los prejuicios contra el Pueblo Judío son recurrentes en las redes sociales de
la embajada que desde hace tiempo no cumplen ninguna función más que ser voces
amplificadoras del antisemitismo. El 18 de mayo nuevamente la embajada se
volvió a referir a Israel como “la potencia ocupante” y que los judíos no
tienen soberanía sobre “ninguna” parte de Jerusalem. También hay que agregar
los comunicados distorsivos de las operaciones israelíes de Gaza o Judea y
Samaria que distan mucho de la realidad.
Argentina,
al igual que otros países de América Latina, sufre desde hace años la
intromisión de la República Islámica de Irán. Mezquitas como At Tauhid de Flores
continúan hoy conteniendo personas en cuyas redes sociales manifiestan un apoyo
a Hezbollah, cometiendo el delito de promoción del terrorismo desde que la
organización libanesa fuera declarada como terrorista en el país en 2019. La
situación en el norte de la Argentina con grupos narcotraficantes y su
vinculación con Hezbollah en Ciudad del Este, Paraguay, alarman de sobremanera.
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