Estructura criminal de la Sacra Corona Unita

Estructura criminal de la Sacra Corona Unita 

Pino Rogoli, como fundador de la SCU, representa una figura muy relevante para entender la evolución y, especialmente, la estructura de la organización. Desde la creación de la SCU, Rogoli ha ejercido un papel como líder de la misma oscilando en momentos de mayor y menor relevancia pero manteniendo siempre su función de símbolo y referente.

Poco tiempo después de su fundación, la SCU se dividió en numerosos clanes locales; principalmente por las ciudades de Lecce y Bríndisi. Esta fragmentación se debió, en primer lugar, al deseo de establecer relaciones con otros grupos con los que llevar a cabo actividades ilícitas y, en segundo lugar, a la necesidad de renovar los jefes o capi de la organización, a raíz de conflictos internos (dentro de la organización) y externos (con la policía).

    

        Por su parte, Rogoli, como líder del grupo, se encargaba de nombrar a los responsables provinciales (uno por cada provincia), los cuales llevaban a cabo determinadas actividades dentro de sus límites provinciales. Según Pardo (2017), estos líderes provinciales recibían el nombre de trequartino. Estos, a su vez, impulsaban la formación de familias en su territorio y nombraban a los jefes del territorio por zonas (capizona). 

     De esta manera, la SCU se fundamenta en una estructura piramidal y jerarquizada, ya que a cada miembro de la organización le corresponde cierto grado de responsabilidad en función de su cargo. Esta estructura coexiste con la autonomía local de los diversos clanes, los cuales actúan de manera independiente. Dicho de otra manera, la estructura de la SCU se encuentra centralizada y se basa en el principio de subdivisión territorial. Los dos principales objetivos que la SCU busca con esta estructuración basada en la subdivisión territorial son, por un lado, definir el campo de acción de cada grupo, estableciendo así una coordinación entre ellos y evitando conflictos internos; y, por otro lado, conseguir una mayor penetración en el territorio (Pardo, 2017).

            En este contexto, el analista Manuel Ángel Chao Rodríguez, concluye que la estructura de la SCU se encuentra jerarquizada en tres niveles (Rodríguez, 2019). Estos niveles pueden ser escalados por sus miembros en función de su evolución en la organización. En primer lugar, se encuentra la Societá Minore, la cual corresponde al nivel más inferior de la organización y está integrada por personas que hacen el trabajo “de calle”, conocidos como picciotti. Los miembros de la organización que se encuentran en este nivel pasan por un período de prueba con el que deben reafirmar su vínculo hacia la organización (además del juramento de devoción que debe realizar a la SCU) y llevan a cabo principalmente delitos de extorsión o pizzo. El segundo nivel corresponde a la Societá Maggiore. integrado por Lo Sgarro o miembros que han matado al menos tres personas por la SCU. Estos miembros, a su vez, pueden formar su propio grupo de picciotti, al que se conoce como filial o filiale (Rodríguez, 2019). Finalmente, en el tercer y último nivel se encuentra la Segreta Società, la cual se encarga de tomar las principales decisiones de la organización, así como dirigir al resto de miembros de los niveles más inferiores para el desarrollo de actividades criminales.

       La estructura jerarquizada de la SCU es mucho más flexible que la de las otras mafias italianas; en particular, la Cosa Nostra. En la SCU existe una mayor familiaridad entre los distintos niveles jerárquicos, lo cual permite al jefe de zona dirigirse directamente a los niveles más bajos de la estructura al no haber intermediarios que obstaculicen las comunicaciones directas entre todos sus miembros (Pardo, 2017). Siguiendo esta línea, la SCU, al igual que el resto de organizaciones mafiosas italianas, parece haber adoptado el esquema estructural típico de las sociedades secretas, basado en aspectos tales como la jerarquización, los rituales, los símbolos, los procedimientos de selección de los afiliados o el secreto (omertà).

Como ya se ha mencionado, es posible ascender dentro de la organización de los grados más bajos a los más altos con el transcurso del tiempo. El picciotto, nivel más inferior de la organización, debe mantener este grado durante, al menos, seis meses, antes de ascender al siguiente grado; el de camorrista, para lo cual deben cometer un homicidio por encargo de sus jefes. A partir de este nivel, los siguientes ascensos requieren un período de un año, además de una ceremonia de bautizo en cada uno de ellos. Asimismo, para ascender de camorrista al siguiente nivel, sgarro, son tres los asesinatos que deben cometer los miembros que deseen alcanzar tal grado dentro de la organización (Pardo, 2017).

            El ascenso a un grado superior en la organización, denominado movimiento, capriata o tirata, se lleva a cabo a través de un ritual con el objetivo de fortalecer los vínculos de los miembros dentro de la organización. En este contexto, el siguiente grado que pasaría obtener el sgarro es el de crimine. Este movimiento se concibe como una recompensa por parte de los miembros pertenecientes a los niveles más superiores para los miembros más destacados entre los niveles inferiores por su actividad criminal. En definitiva, se puede decir que el hecho de poseer las dotes más altas es sinónimo de garantía de prestigio y respeto dentro de la organización, además de una posición de responsabilidad en su gestión (Pardo, 2017).

3.1. Características

 

            Las principales actividades criminales se basan en el contrabando, el tráfico de tabaco, el tráfico de drogas, de armas y la gestión fraudulenta de residuos tóxicos. Asimismo, la agrupación opera fuera de Italia en los Países Bajos, Alemania, Suiza y Albania (Oliver, 2017).

            Al igual que el resto de las mafias italianas, las características principales en la SCU también son su enorme grado de independencia a la hora de actuar y la predominancia característica del poder territorial como forma de controlar las actividades ilícitas y delimitar de forma clara las zonas de operación de cada una de ellas. Sin embargo, puede hablarse también de algunas características únicas que definen a esta organización: Primero, el componente de la familia como una forma organizativa y de control de la agrupación a través de los vínculos afectivos y reforzando a su vez el vínculo con las tradiciones locales de cada región en donde la organización nace y se desarrolla. Se establecen vinculaciones dentro del clan que incorpora patrones de conducta y organizativos similares a los de cualquier familia: La prevalencia de un grupo que de forma unida se defiende frente a un entorno hostil, exprimiendo un especial énfasis en el honor como insignia familiar y castigando fuertemente la traición y a todos aquellos que hayan ido en contra de los valores familiares. 

            La SCU encontró, desde sus orígenes, un fiel reflejo en la familia Belloco que ha tenido, como se ha indicado, un paso importante por las actividades criminales del sur de Italia y la Apulia, como también, el rol carismático e importante de Giuseppe Rogoli quien se encuentra encarcelado desde 1981 tras ser condenado por homicidio. Esto demuestra, además de la preeminencia de la familia, que la Sacra Corona Unita ha construido su poder sobre un personalismo carismático y de importante centralidad que crea, a su vez, un sistema de reparto de poder estructural que se torna endeble cuando la máxima autoridad o il capobasto caen en prisión o mueren y los distintos mandos se disputan su reemplazo. 

            La segunda de las características predominantes es la búsqueda del poder a través de la implicación en actividades delictivas organizadas como las mencionadas anteriormente, o bien, a través de la compra de voluntades y corrupción de funcionarios públicos -pueden ser políticos o judiciales- para ampliar las zonas de actuación y conseguir la impunidad de sus actos. Al igual que otras organizaciones criminales, la Sacra Corona Unita no busca la confrontación directa con la organización estatal ni la implantación de un estado fallido, sino, busca una relativa coexistencia pacífica con los poderes públicos y privados. Uno de los elementos más propios de la comúnmente conocida “protección” es lo que se conoce como pizzo y el cual la sociedad civil ha enfrentado a través de la iniciativa Libera Terra

            Sobre la forma en la cual la Sacra Corona Unita construye su poder cabe destacar, a su vez, que la edificación de un poder propio a través de una propia estructura normativa, un ritual de inicio y un propio código de honor hace que se desconozcan las reglas oficiales -o las instituciones oficiales- del Estado. El propio poder de la organización, como en la formación del estado de naturaleza, se crea a partir de la violencia y aprovechando las distintas realidades sociales que Italia presenta y buscando promover un orden social alternativo. Como se ha dicho, cabe resaltar que la organización criminal no busca confrontar directamente con las estructuras estatales oficiales sino una coexistencia pacífica implantando un estado paralelo y buscando aprovechar los errores del Estado italiano. 

            Asimismo, el respeto y la reputación basados en el miedo y la extorsión y no por un reconocimiento honesto. Al igual que el resto de las mafias italianas, participar en las estructuras organizativas criminales garantiza a la persona una suerte de reconocimiento y reputación dentro de la sociedad y eso favorece, a mediano y largo plazo, la incorporación de nuevos criminales a través del reclutamiento. 

            El territorio es uno de los atributos esenciales que define la participación de la Sacra Corona Unita en el sur de Italia ya que puede participar en el control territorial de los esperados ilícitos mencionados anteriormente y puede, también, participar en la compra de voluntades previas a la elección para desviar el sentido de los votos de las personas. 

            Por último, la característica fundamental que de alguna forma sintetiza los elementos anteriores y marca un rasgo distintivo en la SCU es el honor. Quienes participan en estas estructuras criminales se consideran a sí mismos como “hombres de honor” que participan en la estructura conforme a un código de ética y los valores internos de la familia mencionados. Una de las particularidades del código de honor es la omertà, que se podría traducir como el pacto de silencio, y es la fidelidad de no declarar hacia afuera nada de lo que sucede puertas adentro de la organización. Otra de las buenas conductas reglamentadas hacia adentro de la organización es que tanto las propiedades de la familia como las esposas de los hombres de honor son intocables. 

            Como se ha visto, para que pueda desarrollarse de forma armónica las características propias de la organización criminal de la SCU en Italia y mantener las actividades criminales, se debe componer una estructura esencialmente piramidal donde se suprime todo tipo de iniciativa particular por parte de los miembros para actuar por fuera de las estructuras y cumpliendo taxativamente todas las indicaciones que vienen desde arriba hacia abajo. En caso de incumplimiento o violación de algunas de estas normas o reglamentos de conducta es la muerte el castigo predilecto. 

            Existe, no obstante, una característica particular que define a la organización y su estructura y es que su naturaleza es propia de aquellas sociedades secretas de naturaleza criminal. Esto refuerza, aún más, los sentidos de secretismo y poder que articulan dentro de la asociación ya que no podrán ser parte de ella quienes no puedan garantizar ese secreto y quienes tampoco puedan, de esa forma, velar por los valores y tradiciones familiares mencionadas al principio. Es interesante destacar también que este código de honor, que transita de forma transversal a la organización criminal, implica el veto automático a policías, personas con cargos y exposición públicos, como también, criminales de acceso carnal a mujeres, menores y ataques contra la integridad sexual.  

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